CAPÍTULO 1
LA VIDA CRISTIANA
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5: 17).
INTRODUCCIÓN
La vida en Cristo es lo más maravilloso que puede existir, sin embargo, hay que conocerla y aprender a vivirla. Muchas personas se acercan a la iglesia buscando la solución a sus problemas y en efecto, es precisamente en la Iglesia donde pueden encontrar la solución a sus dificultades; sin embargo, acercarse a la iglesia no es lo único que las personas deben de hacer, la vida cristiana incluye mucho mas que asistir al templo. De acuerdo al autor; en el caminar con Cristo a veces se ven muchas personas desfilar por la Iglesia, se entregan a Cristo, se bautizan y después que les vienen los problemas o las dificultades, abandonan el camino. Quizás no estaban listos para servir a Dios o, tal vez, no habían conocido lo básico del cristianismo.
En este capítulo —tomado del libro La Vida Cristiana, el estudiante aprenderá lo básico de la vida cristiana y lo que significa ser cristiano. Además, una analogía sobre la carrera cristiana y lo que conlleva correrla. Por otro lado, qué es lo que Dios espera de sus hijos. Finalmente, el lector aprenderá algunos consejos prácticos para vivir la vida cristiana como Dios desea.
I. ENTENDIENDO LA VIDA CRISTIANA
Se entiende por “la vida cristiana”, aquel estilo de vida que adopta el creyente al convertirse a Cristo. También, es la forma de vivir que Jesús enseñó, y que estableció por medio de sus apóstoles y la iglesia que él fundó. En otras palabras, cuando alguien es llamado por Cristo, hay una conversión a una nueva vida y a un nuevo sistema de ser y pertenecer. El apóstol Pablo lo declara enfáticamente: “…que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; …” (2 Cor. 5:17). Con esto en mente, se puede decir que toda persona que se ha convertido a Cristo experimenta un cambio radical de vida el cual se manifiesta en su comportamiento y aun en sus oficios, véase algunos ejemplos:
Pedro y Andrés fueron los primeros que reclutó Jesús para que fueran sus discípulos, con unas palabras tan poderosas como: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mt. 4:19). Estos eran pescadores y al ser llamados por Jesús no repararon en dejar las redes y seguir al Maestro. De allí en adelante, se ven caminando cerca de Jesús, haciendo las cosas que hace Jesús, y por último dirigiendo a la Iglesia del Señor.
Jacobo y Juan asimismo cuando fueron llamados por Jesús, cambiaron de vida y de oficio. Ellos también eran pescadores, pero al ser llamados dejaron las redes y a su padre y siguieron a Jesús (Mt. 4:21-22). Ellos entendieron que ahora comenzaban una nueva etapa en sus vidas y que por lo tanto el mismo oficio debería ser cambiado por el de pescadores de hombres. El hecho de dejar las redes las cuales significaban el sustento de sus vidas, el ingreso del cual vivían, representa que ahora están entrando en una etapa de dependencia en Jesús y que no les faltaría nada. Además, también implicaba la conexión a una nueva familia, pues al dejar a su padre, estaban adoptando la nueva familia de Jesús.
Mateo era un cobrador de impuestos que dejó su trabajo por seguir a Jesús (Mt. 9:9). De la misma forma que los pescadores, Mateo se lanza en una aventura sin precedentes, ya que ahora dependería de lo que el Maestro pudiera hacer por él; porque su labor como cobrador de impuestos quedaría en el pasado al seguir a Jesús.
Por último, Pablo era un judío celoso de la ley que perseguía a la Iglesia creyendo que hacia un bien, sin embargo, al ser confrontado por Jesús, cambio su manera de vivir. Dios trató con él poderosamente dejándolo ciego, pero al recibir a Cristo y bautizarse, fue sanado y enseguida predicaba a Cristo y la gente se quedaba atónita al oírlo (Leer Hechos 9).
Estos ejemplos enseñan claramente que todo aquel que es llamado por Jesús para seguirle y servirle tendrá que dejar o cambiar algo y comenzar una nueva vida. Por lo tanto, el creyente debe aprender a vivir esta nueva vida en Cristo.
II. ANALOGIA DE LA CARRERA CRISTIANA
El mejor ejemplo para ilustrar la vida cristiana es la carrera de un atleta, si se toma en consideración las palabras de Pablo. La vida cristiana según el apóstol, es considerada como una carrera, donde todos los creyentes son corredores (2 Tim. 4:7). De acuerdo con este hombre de Dios, todos los que se entregan a Cristo entran en una carrera que comienza el día que se bautizan y terminará cuando el Señor decida llevarlos con él; y todos deben de correrla (1 Cor. 9:24). De esta analogía se puede aprender varias cosas las cuales se detallan a continuación.
1. Las carreras y su semejanza con la vida cristiana
En el atletismo existen varios tipos de carreras y algunas de ellas que hay que prestarle atención son: Las carreras de media y larga distancia, las de obstáculos, las de relevos, y las carreras de campo entre otras. Algunas de las carreras que se practicaban en los tiempos bíblicos y hoy en día, tienen una estrecha relación con la vida cristiana, véase algunas de ellas.
Carreras de larga distancia. Este tipo de carrera se trata de una de las carreras más larga que existe, ya que consiste en correr distancias de entre 5,000 metros hasta 42 kilómetros de tipo maratón. Se puede asociar este tipo de carrera con la carrera cristiana, ya que esta no es ni corta, ni de media distancia, sino una carrera larga que dura toda la vida. En este sentido, el creyente debe entender que el cristianismo es para toda la vida y no solo para unos meses