INTRODUCCIÓN
No deja de sorprenderme la cantidad de creyentes que viven
sumergidos en una vida de limitación, escasez, enfermedad,
opresión, miedos, debilidades, recurrencia en comportamientos
pecaminosos etc.
Desconocen en primer lugar su identidad como hijos de Dios y la
posición que le otorga esa identidad dentro del reino y en segundo
lugar, su autoridad dentro del reino. Esta autoridad con la que
han sido empoderados a través de la conversión, al recibir a Jesús,
convirtiéndose así en ciudadanos de un Nuevo Reino, el reino de
Dios.
Considero además que es alarmante ver la cantidad de creyentes que
son muy conocedores de las infracciones o pecados que podemos
cometer como ciudadanos del reino de Dios pero que desconocen
la totalidad de los beneficios que ese Reino nos ofrece. Creyentes
convencidos de que nuestra misión como cristianos es solo vivir una
vida alejados del pecado para garantizar con esto su salvación, que
piensan que esto es todo lo que necesitan hacer para vivir una vida
cristiana victoriosa y que de eso se trata el reino de Dios.
En realidad esto representa solo una parte de todo el esquema de
reglas y beneficios que conforman nuestro reino. El reino de Dios
no es un sistema monótono y limitado de pasarse la vida pensando
solo en cómo evitar pecar para lograr tener acceso a la salvación. ¡El
reino de Dios es mucho más que eso!
Es un conjunto de reglas que tenemos que seguir como ciudadanos
de ese reino pero obedecer esas reglas también nos da acceso a
grandes beneficios. Beneficios que pocos creyentes conocen en su
totalidad.
En este material les hablaré sustancialmente de esos beneficios que
nos ofrece el reino de Dios y dentro de los cuales se encuentran la
autoridad y el dominio, poder para operar en lo sobrenatural, poder
para hacer uso de las armas de guerra, poder para ejercer autoridad
sobre el reino de las tinieblas, etc.
Mi objetivo es que cada lector conozca cuál es el nivel de autoridad
que le ha sido otorgado. Cómo ejercer autoridad sobre el reino de
las tinieblas, cómo operar en el dominio que nos ha sido entregado,
cómo utilizar nuestras palabras para producir rompimientos en
nuestra propia vida y en los demás y cómo hacer uso adecuado de
las armas espirituales que tenemos a nuestra disposición.
En otras palabras mi deseo es que cada creyente conozca el poder
que nos ha sido otorgado a través de la muerte de Jesús en la cruz y
cómo hacer uso adecuado de ese poder para traer rompimiento sobre
nuestra vida, nación, matrimonio, finanzas, ministerio, etc.
Es mi objetivo además, darte a conocer otro de los grandes beneficios
que nos concede esta nueva identidad como hijos de Dios y
coherederos de la promesa.
Resulta preocupante el hecho de que a pesar de ser la oración la vía
por la cual le permitimos a Dios operar en la tierra, muchos creyentes
no hagan uso de esa arma tan poderosa. Ya sea porque les resulta una
práctica monótona o porque solo conocen un tipo o dos de oración:
la oración de rendición y la oración intercesora. En realidad existe una
amplia gama de tipos de oración.
Otros creyentes pierden interés en hacer uso de la oración porque han
perdido fe en su eficacia y la razón por la que han perdido fe en su
eficacia es porque no han visto resultados de sus oraciones. La razón
por la que no han visto resultados es porque han estado utilizando
un tipo de oración que no corresponde a su área de necesidad.
En otras palabras están haciendo uso de un arma de guerra poderosa
pero en el tipo de guerra equivocada. Esto puede traer un efecto no
deseado.
Por esta y otras razones en este libro planteo los tipos de oraciones que
existen y qué tipo de oración debemos utilizar según la necesidad,
área o lugar y según la dimensión del ataque. Abordaremos además
temas como por qué pedimos y no recibimos, qué son las estrategias
de guerra, cómo utilizar la oración para traer cambio en nuestra
vida, familia, matrimonio, nación, ministerio, finanzas etc. y cómo
obtener resultados cuando oramos.
Además profundizaremos en temas como los decretos y su
efectividad como arma de guerra espiritual y cómo operar en
liberación. También incluyo una guía práctica para hacer decretos y
también una de liberación que permitirán a los creyentes en general,
intercesores, futuros intercesores y lideres de intercesión operar en
esas dimensiones del reino de Dios y empoderar a su equipo en esta
maravillosa práctica.
El principal enfoque es que cada creyente conozca su identidad como
hijo de Dios, el potencial con el cual ha sido empoderado, el lugar
que ocupa en el reino y la autoridad que le ha sido delegada por Dios.
Deseo concientizar a los creyentes acerca de que la oración no es un
Don. Es una disciplina que todos como seguidores de Jesús y de su
reino, tenemos la responsabilidad de practicar.
Deseo además a través de este material equipar al cuerpo de Cristo
para que podamos hacer uso adecuado de todas las armas espirituales
que tenemos a nuestra disposición y dejemos de estar en espera de
alguien que sí conoce de la autoridad con la que ha sido equipado por
Dios para que nos ore, profetice y traiga rompimiento a nuestra vida.
Cada creyente puede operar en el poder que le ha sido otorgado y
levantarse como parte del gran ejército del señor. No hemos sido
llamados por Dios como espectadores sino como parte de la solución
a los problemas que diariamente enfrenta nuestra sociedad.
Debemos levantarnos como parte activa de ese ejército que ha sido
llamado a establecer el reino de Dios en la tierra.
Es mi objetivo además que cada creyente ubique su área de llamado
porque nuestra asignación como creyentes es más amplia que el solo
hecho de luchar por nuestra salvación. Es vivir una vida de plenitud.
Es corresponder diligentemente al reto de establecer el reino de Dios
en la tierra y deshacer toda obra del reino de las tinieblas.
Mi mayor intento se vería realizado si a través de este material lograra
activar un ejército de creyentes convencidos de que como hijos de
Dios estamos llamados a operar en la misma dimensión espiritual
que Jesús operaba.
Mi mayor deseo es que cada creyente se convierta en un guerrero
o guerrera del ejército divino con identidad y conciencia de que en
sus palabras está el poder de la vida y la muerte y de que en su boca
hay un milagro.