TEMA I, LA GRAN COMISIÓN
A. Ser un discípulo
Este es el objetivo primario de lo que describimos como «la gran comisión»:
“19Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” (Mt. 28:19-20) (NVI)
La tarea es «ir a hacer discípulos», las demás instrucciones son solo descripciones de cómo lograr esta gran encomienda. Lastimosamente, observamos que en muchos casos la hemos resumido a la simple obra de ir y predicar el evangelio de Jesucristo, pensando que así ya hemos cumplido con esta gran comisión. Si bien el registro de Marcos no menciona literalmente la tarea de hacer discípulos (Mc. 16:15-18), al escribir «el que crea y sea bautizado» (vs.16a), está describiendo aspectos incluidos claramente en la tarea del discipulado. Si hacer discípulos es el objetivo primordial, debemos entonces hacernos la pregunta: «¿Qué es un discípulo?»
Del griego:
[mathetés: discípulo, aprendiz, alumno.][1]
Del hebreo:
[talmîd: alumno, uno que es influenciado en una relación personal.][2]
Ampliando estas definiciones puntualizamos que un discípulo es:
a. Un alumno que está comprendiendo mediante un aprendizaje (Lc. 6:40).
b. Un alumno relacionado con su maestro. Este principio funciona de manera dinámica y no estática (Mt. 16:24).
c. Uno que escucha lo que se dice y se apropia de ello, ya que la autoridad y el poder transformador proviene más de la enseñanza que del maestro que la imparte (Jn. 8:31-32).
d. Es un eslabón en una cadena de enseñanza (Mt. 28: 20a) (2 Tim. 2:2). Un discípulo enseña otro, y lo hace mediante la palabra y mediante su ejemplo de vida (1 Cor.11:1).
e. Alguien verdaderamente comprometido con la enseñanza de su maestro, y no solamente está interesado en sus beneficios (Lc. 9:22-26) (Jn. 6:60-69).
Un discípulo de Cristo es una persona que se muestra fiel a sus instrucciones, un testigo[3] de su Señor y no un simple portador de una enseñanza o de una tradición (Hch. 1:6-8). Por tanto, la meta del discipulado es un cambio en la vida del discípulo, y no una simple acumulación de enseñanzas o el mero aprendizaje (Jn. 13:34-35) (1 Cor.8: 1). En el reino de Dios un discípulo no se define como en el mundo helenista,[4] de dónde proviene el vocablo «mathetés». Aquellos (aprendices griegos de filosofía) heredaban la autoridad de sus maestros, pero en el reino de Dios los discípulos, aunque sirven, obedecen y aprenden de maestros terrenales, reciben sus ministerios y la autoridad para llevarlos a cabo solamente por nombramiento divino.
Ejemplos:
ü Moisés - Josué (Jos. 1:1-9)
ü Elías - Eliseo (2 Rey. 2:9-3:10)
ü Pablo - Timoteo (1 Tim. 4:14-16)
El discípulo en el reino de Dios nunca venera a su maestro terrenal, y la enseñanza de ambos proviene de Dios y no de ningún ser humano. «Nuestra fe es una fe de revelación». Los maestros son simplemente voceros mediante los cuales el Señor se revela a sí mismo. Todos somos mayordomos administradores de los tesoros del todopoderoso.
A.1. Características de un verdadero discípulo de Cristo
Resaltamos el hecho de que el mandamiento es «haced discípulos» y no cristianos ni miembros de una iglesia. Esto pudiera parecer exagerado, pero es importante. Por ejemplo: ¿Cómo definiríamos nosotros a un cristiano? Un seguidor de Cristo, nacido de nuevo, etc., pero la definición será completada conforme al grupo o denominación en la que nos estamos congregando, de ahí que el concepto de «cristiano» siempre difiere atendiendo al trasfondo de quién lo esté detallando. Como sabemos por experiencia, esto no favorece del todo la unidad al no tener un mismo concepto o modo de pensar al respecto. Añadamos a lo anterior que no tenemos ningún pasaje bíblico que nos describa de forma literal cuales son las características correspondientes a un cristiano. De hecho, el término «cristiano» es tardío en comparación a otras descripciones de los seguidores de Cristo, y aparece solamente en tres ocasiones en las escrituras (Hch. 11.26), (Hch. 26:28) y en (1 Ped. 4:16). En su primera mención se dice:
“25Después partió Bernabé para Tarso en busca de Saulo, 26y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez.” (Hch. 11:25-26) (NVI)[5].
Hasta ese entonces su identidad era reconocida como «discípulos», y les llamaron por cristianos, así que no fueron ellos los que se auto nombraron. Incluso, antes llamarles cristianos le decían «los del camino».
[1] Los léxicos y diccionarios consultado para los significados de los términos griegos en este material aparecen descritos en la leyenda ubicada al final.
[2] Los léxicos y diccionarios consultado para los significados de los términos hebreos en este material aparecen descritos en la leyenda ubicada al final.
[3] Esta palabra «testigo» en el griego bíblico también implica literalmente un «mártir». [μάρτυς, martys]
[4] Referido al periodo histórico en el cual dominaba la cultura y las religiones griegas. El “espíritu griego” fue inculcado en las ciencias, las artes, la educación, etc.
[5] La mayoría de las citas bíblicas provienen de la traducción castellana “Nueva Versión Internacional” (NVI). Las otras traducciones serán indicadas y citadas todas para orientación en la leyenda al final.