He observado durante más de treinta años de ministerio de púlpito que hay una debilidad en el proceso de discipulado en la Iglesia de Jesucristo. Sin embargo, este libro no trata principalmente de mostrar esa debilidad; más bien, definirá lo que es un discipulado bíblico y proporcionará un proceso de cinco pasos, fáciles de entender, pero difíciles de poner en práctica, para transformar a los conversos en discípulos maduros de Jesucristo.
La idea central de este libro es hacerle un acompañamiento al cristiano y ofrecerle un plan viable para que dé muchos frutos. Jesús dijo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15: 8 RVR 1960). Hago énfasis en que el lector no debe asumir que con leer este libro una vez será suficiente; más bien, animo la exposición particular y repetida de, al menos, la sección dos: El proceso del discipulado. No obstante, estudiar y practicar los cinco pasos de este proceso hará que la fruta comience a “crecer y notarse”
En La diligencia del discipulado, nuestra meta es glorificar a Dios en nuestras vidas: esa es la meta de la vida cristiana, nada más y nada menos. Estudiaremos algunos versículos y analizaremos algunos procesos para incorporarlos en nuestra vida. Te garantizo que, si sigues con esto, si tomas notas, si haces la tarea, será el ejercicio más difícil al que te hayas sometido jamás ¿Por qué? Porque estamos hablando, nada menos, que de la transformación total de tu ser; aunque, también, será el logro más gratificante que hayas tenido. El discipulado bíblico es la oportunidad de mejorar tu relación con el Padre y tu relación con los demás.
Conocer la Palabra de Dios no es suficiente, aunque podamos citarla extensamente, no impresionaremos al Padre: debemos hacer la Palabra de Dios. Diseñé este proceso de discipulado de cinco pasos tomando en cuenta cada libro de la Biblia, por lo que los versículos que elegí son consistentes con la enseñanza de toda la Biblia. Jesús instruyó a sus discípulos para hacer discípulos, ... enseñándoles a observar (obedecer) todo lo que él ordenó. Por esta razón, el primer paso del proceso hace referencia a Romanos 12: 1-2: no debemos conformarnos al modelo de este mundo, sino que debemos ser transformados por la renovación de nuestras mentes, y debemos ofrecernos a nosotros mismos como sacrificio vivo a Dios. El segundo paso hace referencia al segundo libro de Corintios 10: 5: debemos disciplinarnos a nosotros mismos para poner en cautiverio cada pensamiento y, así, no permitir que se transformen en acciones hasta que obedezcan a Cristo. El tercer paso se relaciona con Efesios 4: 29-32: debemos abstenernos de emitir cualquier tipo de comentario a menos que nuestro propósito sea edificar a otros; además, debemos eliminar todo mal comportamiento y reemplazarlo por otro bueno. El cuarto paso tiene que ver con 1 Corintios 10:31: debemos glorificar u honrar a Dios en todo lo que hacemos. Finalmente, el paso cinco corresponde a Filipenses 1:27: nuestra vida debería parecerse a la vida del Jesús bíblico ante el mundo que nos observa. Sencillo, ¿verdad?
Generalmente, se dice que Dios te ama tal como eres, pero pienso que Él te ama demasiado como para dejarte, así como estás. Con todo lo que Dios ha hecho por nosotros en la redención, todavía nos queda mucho de lo que ha sido guardado para disfrutar en la santificación. Transformar lo que somos nos obliga necesariamente a admitir que tenemos que cambiar. De ahí que, he animado a mis alumnos, así como yo lo he hecho, a que peguen una pegatina en su espejo con esta cita: “Estás mirando el problema”, y otra pegatina en su lugar de trabajo que diga: “Debes participar en tu propio rescate”. La primera cita es de un antiguo empleador mío y la segunda de un guía de rafting. Titulé esta obra según 2 Pedro 1: 5 en la Nueva Biblia de las Américas, “obrando con toda diligencia…”. Toda la diligencia: la diligencia del discipulado. Te recuerdo que es tu responsabilidad como cristiano hacer el arduo trabajo de transformación para ser un discípulo de Jesucristo; aprenderemos más sobre lo que eso significa realmente y cómo hacerlo. “Un discípulo no está por encima de su maestro; pero todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro” (Lucas 6: 40).