“El nacimiento del universo y los ángeles” 2 Pedro 3:5: Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que provienen del AGUA y por el AGUA subsiste, Una luz brillante se movía a gran velocidad, en un espacio acuático, creando múltiples ondas. Todo estaba oscuro. Al paso de su luz se levantaban burbujas iluminadas por el continuo chasquido de aniquilaciones de antimateria con la que estaban llenas. Todo el panorama empezó a cambiar. Las burbujas rápidamente iluminaban y llenaban el espacio. La velocidad y el tiempo eran inmedibles, por tanto el infinito de las aguas burbujeó como una pequeña cacerola con agua en el fuego. Luego una gran explosión, seguido de un sorbido entenebrecido, similar al fuego cuando se propaga con un fuerte rugido. Era el sonido de las burbujas, estallando en cadena, y liberando toda la antimateria que se aniquilaba con las moléculas de agua y minerales, liberando una energía descomunal que lo adsorbía todo. Consumiendo toda el agua hasta llevarla a otros estados de materia. La brillante luz blanca tomó por un tiempo, todo el panorama. Un gran vacío se expandía por todo el infinito, dejando a su paso todo un campo electromagnético, residuos de materia ardiente que se agruparon formando galaxias llenas de estrellas, hechas mayormente de hidrógeno. Los planetas, asteroides y polvo espacial se formaron por los minerales y las composiciones formadas, antes y después de la explosión. Así también se formó la materia oscura formada por materia comprimida, la cual mantiene la materia ordinaria en sus órbitas, como el Espíritu al resto del universo. Toda el agua que desapareció se transformó en energía oscura, dejando una sensación de corrientes que alejan las galaxias una de la otra y dándoles a las estrellas y los planetas el efecto de gravedad. El espacio estaba en todas direcciones. “El universo había nacido” De cada estrella se levantaban ángeles proclamando con poder, el nombre con el cual habían sido llamados. Todos se elevaban hacía el firmamento como aves fénix, arrastrando una cola de fuego y desapareciendo en un tiempo determinado. Éstos atravesaron el firmamento, a un lugar paralelo al mundo físico, que había sido formado por la explosión. Allí se encontraron con un brillante tabernáculo y lenguas de fuego, rodeado con siete columnas que empezaron a rodearles formando un espiral. Todos deseosos de ser llamados a su centro. Entre todas las luces que producía la gran cantidad de ángeles que se agregaban, uno de ellos se iba abriendo paso entre los demás, hasta lograr entrar al útero del tabernáculo que los llamaba como una matriz sedienta de su embarazo. En un lugar del espacio, en un planeta oscuro, rodeado de agua, la luz brillante del Espíritu Eterno se movía sobre las aguas… Tiempos después… Un paisaje hermoso. Lleno de vegetación, jardines, grandes flores, mariposas gigantes con plumas, arroyos de agua, sendas de ámbar, casas y estructuras maravillosas. Árboles que danzan, música que circula como ola mezclándose con todo tipo de sonidos y voces en perfecta coordinación. Ángeles creando fuentes de ángeles, que brotan, danzan, moviéndose en círculos, desplazándose en grupos inmensos y entrelazándose con espirales de ángeles que alzan sus manos, abren sus alas y mezclan sus voces en oleaje musical, adorando y alabando: A ti sea la gloria Eternidad, por la eternidad, ¡Hasta la eternidad! Entre los jardines que se diseñaban para el embellecimiento de los parques y los caminos, se encontraban ángeles trabajando con las plantas, en las construcciones de edificios, palacios, anfiteatros y en la fabricación de utensilios, textiles y comestibles. Todos ocupados en alguna tarea, ayudándose los unos a los otros, trabajando en equipo, aprendiendo, enseñando, practicando, divirtiéndose, llenos de paz, seguridad, confianza, y orden. Disfrutando de plena salud mental, emocional, física. Todos felices y amados. Entre ellos andaba Infinito. Ocupando diferente lugares a la misma vez; incluso en forma de niño. Creando con la misma tierra animales o diversas criaturas acuáticas. Siempre rodeado de ángeles que le servían y se maravillaban de todas las cosas que hacía y decía. Él llamaba a cada ángel por su nombre manteniéndose al tanto de todas las obras que se edificaban en los cielos. Otros ángeles viajaban por los planetas en busca de los que ellos llamaban "El alma de la materia" recolectando la memoria de piedras y minerales preciosos como las abejas recolectan la miel. De este modo construían su propio mundo. Un mundo donde la materia es incorruptible y eterna, capaz de interactuar con ellos cumpliendo órdenes. Todo con vida, mostrando agradecimiento, bondad, amor y reconociendo a Eternidad como la máxima divinidad; en un estado de iluminación, en donde la misma materia agradecía haber nacido y salido de la misma esencia del todo.