El verdadero éxito en la vida es, descubrir y rendirse a la voluntad de Dios; eligiendo, seguir en ella en cada pasó, para cumplir en tu vida el propósito dado por Dios.
Esto conlleva una vida totalmente entregada a la voluntad y al propósito del Señor. Una entrega total a Dios, es uno de los privilegios más poderosos que tenemos como cristianos. El ser representantes de Dios aquí en la tierra, nos lleva a experimentar una vida de bendiciones, no solamente para nosotros, sino también para otros. Esta experiencia es tan maravillosa que no se puede expresar solamente con palabras sino, a través de una vida entregada totalmente al poder y a la sabiduría del Espíritu Santo.
Este camino, comienza con un corazón rendido a Dios. Cuando permitimos que Él quite nuestra vieja naturaleza, la del propio yo, la de los malos hábitos, comprenderemos que fuera de Él no somos nada. Al no ser real y profundamente transformados, no podremos darle gloria y honra. Una vez le hayamos permitido sacar nuestra naturaleza pecadora, en otras palabras, que nos transforme a su imagen, es cuando llegaremos a ser una bendición para quienes estén a nuestro alrededor.
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).
Dios te mostrara, cada paso que debes tomar, al caminar y hablar con Él. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6).
Esta es la manera de vivir, para nosotros los cristianos; caminando, confiando y obedeciéndolo, solamente a Él. No podemos, ni debemos quedarnos estancados en nuestro caminar así es cuando se establece el temor. Debemos caminar diariamente con Él, en fe y a través de ese caminar, obtendremos la fuerza para hacer Su voluntad.
Yo comparo esto con el ejercicio. Debemos ejercitarnos todos los días, sino, nuestro cuerpo comienza a decaer y a debilitarse. Sin ejercicios, el cuerpo, no puede desintoxicarse apropiada y efectivamente por sí mismo. Debemos hacer ejercicios para purificar y limpiar nuestro cuerpo, con oxígeno fresco y así fortalecer los músculos. Mientras más ejercicio hacemos, más fuertes y saludables seremos. ¡Es lo mismo con la espiritualidad! Necesitamos renovar nuestra mente para desintoxicarla del pecado y de la corrupción de este mundo.
Tenemos que ser capaces de discernir la voz de Dios y de experimentar cada día, una dosis diaria de su amor, para amar lo que no es amado y una nueva dosis de valentía, para trabajar junto a Él, en un mundo gobernado en total contraste con los principios que encontramos en las Escrituras.
Es de vital importancia que tomemos tiempo diariamente para estar en comunión con nuestro Señor Jesucristo y que estudiemos su palabra, la cual nos da vida, para que de esa forma se cumpla, su perfecta voluntad en nosotros. Es en momentos así, en que estamos en plena comunión con Él, que nos muestra, claramente el camino que debemos seguir. Cuando sacamos tiempo para estar con Él y dejando todo en sus manos y permitiendo así que todo sea conforme a su maravilloso plan, podremos ver claramente, como se cumple el mismo en nuestra vida diaria. Es en los momentos en que nos comunicamos con Él, que Él estará dispuesto a hacer pequeños, como también, grandes cambios en tu vida. Por ejemplo, probablemente el Señor quiere prepararte para que decidas hacer algún cambio en tu carrera, con tu familia, o cualquier otra decisión en tu vida. Quizás puedes estar pensando educar tus hijos en el hogar, de acuerdo a como Él te dice, pero piensas que no lo puedes hacer por finanzas o por insuficiente habilidad. Tal vez te hayas quedado desempleado y no sabes que hacer. Sabes; ¡nuestro Padre lo sabe! Tomar tiempo diariamente con el Señor es de vital importancia, para que el cristiano pueda entender, que dirección deben tomar las decisiones en su vida. Tomar un tiempo a solas con el Padre, meditando en Su maravillosa Palabra, es algo realmente de vida o muerte.
“Buscad á Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:6).
¡Muchos cristianos viven derrotados! ¡Eso no es darle gloria a Dios! ¡Eso lo deshonra! Cuando caminamos derrotados, estamos dando gloria al diablo. Nadie será animado, ni inspirado, con ese estilo de vida. Esa fue la historia de los Israelitas, pero no tiene que ser la nuestra. Si aprendemos de sus errores, no cometeremos los mismos.
Lo que de verdad necesitamos es no darle poder al diablo, con nuestras palabras y acciones, sino darle la VICTORIA a Jesús a través de nuestro buen testimonio. Si, en esta vida pasaremos por situaciones difíciles y experiencias muy fuertes, pero es sumamente importante recordar, que como hijos de Dios, esa experiencia nos ayudara a crecer en nuestra vida. Cuando nos pregunten cómo estamos, después de una semana fuerte, podremos responder: “¡Tuve una semana fuerte, pero por la gracia de Jesús, pude salir adelante!”, o “¡Estoy VIVO en Jesús y no importa nada más! ¡Démosle la victoria y la gloria siempre a Jesús, con nuestro testimonio!
Vallamos a la Fuente de toda verdad, en donde hay abundancia, gozo, paz, propósito, aventura, y mucho amor; al Señor Jesucristo, quien pagó un alto precio para comprar nuestra vida. Él hizo el camino para que esperemos y anticipemos algo maravilloso en nuestras vidas y para que compartamos esta gran verdad con todos los demás.
¡Antes de la cruz, no teníamos ninguna esperanza, ningún propósito y lo más importante no teníamos un Redentor! El Sacrificio de Cristo preparó el camino para llegar a los brazos de amor, del Padre. ¡ME ENCANTA IMAGINAR ESTO! ¡Quiero alabar y dar gracias Jesús, por salvar un alma miserable como la mía! ¡Estuve ciega, pero ahora puedo ver!
Recuerda esto:
¡Tú eres amado(a)!
¡Tú eres perdonado(a)!
¡Tú has sido llamado(a)!
¡Tú has sido escogido(a), desde el principio!
¡Tú tienes propósito!
¡Tú puedes elegir vivir victoriosamente!
¡Tú no tienes que vivir con temor! ¡Nunca más!