Capítulo 1
EL PODER DE LAS IDEAS
Las ideas no mueren, solo duermen. Estas siempre han tenido un gran poder de influencia para bien o para mal. Tienen un punto de partida y son sistemáticas. Se escurren y penetran en cualquier lugar en donde se les dé cabida. Son misteriosas en su poder de influencia. Son invisibles y es imposible ubicarlas salvo por sus enunciados verbales y sus efectos físicos cuantificables.
Las ideas que contaminan podrían ser encerradas en un baúl por siglos, pero si alguien las destapa por error pueden ser fatales. Esto precisamente sucedió en Venecia, que solo por abrir un baúl con ropas contaminadas que reposaban por muchos años dentro, se desató una gran peste (1).
Durante la “guerra fría”, tanto Rusia como los Estados Unidos de Norteamérica no permitían ciertos tipos de literatura; pero ellos de alguna forma eran introducidos de contrabando. Estas grandes naciones sabían del poder de las ideas.
Es imposible que exista un gobierno nazi sin un evangelio nazi. Agrupar tantas mentes brillantes y disponerlas para el mal acallando la conciencia, solo puede ocurrir por medio de ideas o doctrinas. Son las mentes brillantes las preferidas del maligno para la realización de grandes tragedias.
Los actos terroristas son el resultado de mentes condicionadas, sutilmente, con ideas religiosas que despiertan las pasiones y generan fe infundada, hasta el punto de llevar a algunos a inmolarse por una causa que se entiende justa y con promesas de que aun después de la muerte serán recompensados.
Las tragedias estudiantiles en centros académicos en los Estados Unidos de Norteamérica, como la ocurrida en Columbine, han sido el resultado de influencias literarias. Dos jóvenes normales, pero inquietos por el conocimiento y al mismo tiempo resentidos por el rechazo, se prepararon silenciosamente, durante un buen tiempo, para realizar la gran masacre. Hasta la fecha, después de las autoridades haber indagado, el caso está cerrado por complejo.
La tragedia en Guyana no surgió de la noche a la mañana. Fue el trabajo astuto de un hombre perverso que condicionó la mente de sus adeptos, comenzando por sus dirigentes. A estos les había dicho que una de las formas de irse al Cielo era a través del suicidio. Antes de la tragedia, Jim Jones había hecho un simulacro de suicidio con sus dirigentes.
Ideas y estereotipos
Las ideas generan estereotipos y los estereotipos, valores y antivalores, y los antivalores resultan en conductas que generan sufrimientos hasta el punto de lograr que una persona desista de luchar y de disfrutar del don más valioso que ha recibido: la vida misma. El descontento, por no ser o por no tener, resulta en su origen un misterio hasta que descubrimos que hay una mente perversa e infernal que ha diseñado toda una sutil campaña para que tratemos de ser lo que no somos y tener lo que no necesitamos para ser realmente felices. La meta de esta mente infernal, a la que el apóstol Pablo llamó “el príncipe de la potestad del aire” y John White “Su Majestad infernal” (2), es la infelicidad y la destrucción de todos los que llevan la imagen de Dios. Solo la determinación humana dada por el Creador, y la gracia de Dios, pueden emancipar al hombre de semejante esclavitud.
Nacer sin piernas y sin manos no es una prueba, hasta que el sistema, o como también le llamó el apóstol Pablo “la corriente de este mundo”, te hace consciente de que eres discapacitado. Nick Vujicic nació en Melbourne (Australia) en 1982 sin extremidades superiores e inferiores. Su prueba de descontento no vino en su niñez, sino cuando el ambiente lo hizo consciente a través de la conmiseración por un lado, y la burla por el otro. La intención de suicidarse vino a la edad de ocho años cuando sufrió acoso en el colegio. Era más feliz y tenía más contentamiento que los niños “normales”. El mundo intentó hacerlo infeliz pretendiendo imponerle su estereotipo de ser humano feliz, pero él no se lo permitió y con la gracia de Dios está triunfando.
¿Envenenado con su propio veneno?
El atentar contra la propia existencia es un acto no natural en criaturas pensantes y hasta en seres vivos que viven por instintos. Decir que un escorpión se puede suicidar con su propio veneno letal es una afirmación que carece de fundamento científico. Poéticamente es aceptable. Una Iglesia envenenarse con su propio antídoto contra el pecado es algo que resulta insólito, pero posible. La tragedia no tendría su origen en el antídoto per se, sino en quienes lo aplican. Todos los seres vivos fueron creados con instinto de preservación de vida, incluyendo al escorpión. El suicidio es un acto antropocéntrico que no se aplica a criaturas que no tienen capacidad de razonar.
Las grandes decisiones jurídicas tomadas en años recientes con relación a la vida, la dignidad humana y la familia, que han escandalizado a los temerosos de Dios y a los moralistas, son el resultado de un trabajo teórico sigiloso en laboratorios científicos, por hombres de reputación intelectual, quienes en un punto de la historia de sus vidas apostataron de la fe y se convirtieron en enemigos de Dios. Sus conclusiones aberrantes, mezcladas con verdades científicas y mentiras especulativas, están plasmadas en libros, entre los que cabe destacar El origen de las especies, de Charles Darwin, publicado el 24 de noviembre de 1859. Estos libros son usados como verdades irrefutables en cátedras universitarias, en proyecciones cinematográficas, en libros escolares y en editoriales de periódicos. Trágicamente hemos despertado en una pesadilla de abortos o infanticidios, homosexualidad, eutanasia y suicidios. Todos estos ilícitos legalizados por conciencias insensibles fruto de ideas silentes que penetraron en sus conciencias. El enemigo sembró sus ideas en la oscuridad de la noche y los piadosos, encerrados entre paredes de adoración a Dios, no se dieron cuenta.
Referencias
1- William Gurnall, El cristiano con toda la Armadura de Dios, Estandarte de la verdad, edición en español, 2011, p. 417.
2-John White, La lucha, Editorial Andamio.